No cabe duda de que el azote del Covid-19 se ha cebado con uno de los motores de la economía española, el Turismo, y que las cifras de visitantes e ingresos lejos quedan de las previsiones anteriores a la pandemia.
Es momento, no obstante, de reflexionar acerca del futuro de este sector y salir de esta crisis con mayor solidez y ánimo.
La capacidad de resiliencia del Turismo es siempre extraordinaria y esta ocasión, aunque sin precedentes, va a permitirnos reconsiderar el camino a seguir.
La tendencia actual vislumbra un turista más exigente y con inquietudes más diversas, y es por eso que se nos presenta una muy buena oportunidad para esforzarnos en fomentar un turismo de mayor calidad, más plural y enfocado en la seguridad.
El turismo doméstico es el que está mitigando la ausencia de visitantes extranjeros y, aunque volveremos a recuperar la tendencia, no debemos olvidarnos de la oportunidad que posiblemente nos haya brindado el coronavirus.
Es momento de enfocarse en los viajes de proximidad, en las experiencias que nos ofrece nuestro entorno más cercano.
La filosofía de los españoles está orientada al disfrute, y cuando viajamos es nuestra máxima más absoluta.
Disfrutar del tiempo libre, del ocio, de la gastronomía, del entorno o de la naturaleza, son puntos en común de los turistas nacionales, y es por eso por lo que los profesionales de este sector debemos diversificar la oferta y fomentar una calidad del servicio en todos los aspectos.
Con algo de imaginación, empeño y con la pluralidad de paisajes que nos brinda nuestra geografía, saldremos reforzados de una situación que nos hará todavía más capaces y polivalentes.